5+1 Principios Passivhaus
El estándar Passivhaus define cinco criterios básicos para el diseño correcto de edificios de baja huella en carbono. Son principios enfocados en la reducción de las pérdidas energéticas a través de la envolvente térmica (incluyendo la ventilación). Nosotros desde Energiehaus añadimos un sexto criterio, imprescindible para los climas cálidos: la correcta protección solar.
- Aislamiento térmico
Un buen aislamiento térmico contínuo en la envolvente siguiendo la «regla del rotulador» mejora el comportamiento térmico del edificio tanto en invierno como en verano, cuando la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior es mayor, impidiendo así la pérdida energética a través de la envolvente.
En función del clima, el objetivo es optimizar el espesor del aislamiento térmico hasta encontrar el punto de inflexión, a partir del cual el aumento de grosor es muy poco relevante para la mejora de la eficiencia energética.
Existe la presunción de que un aislamiento excesivo perjudica el comportamiento térmico de los edificios en verano debido a la dificultad de disipar el calor absorbido durante el día. No obstante, este supuesto queda anulado en Casas Pasivas con estrategias adecuadas de protección solar y con cargas internas reducidas, combinado con estrategias de ventilación natural.
- Ausencia de puentes térmicos
Los puentes térmicos son lugares de geometría lineal o puntual del cerramiento exterior donde el flujo de energía es más grande respecto a la superficie «normal» del cerramiento. Estos puentes térmicos perjudican la eficiencia energética del elemento constructivo y aumentan el riesgo de condensaciones intersticiales y moho superficial (síntoma habitual en las esquinas interiores de las viviendas convencionales en climas húmedos).
El estándar Passivhaus prioriza la continuidad de la envolvente aislante, minimizando los puentes térmicos y garantizando la no formación de condensaciones ni de mohos superficiales.
- Alta calidad de ventanas
El estándar Passivhaus establece una serie de criterios muy rigurosos respecto a las ventanas, debido a que es el elemento constructivo más débil energéticamente de la piel del edificio. Se utilizan ventanas con doble o triple vidrio rellenas de gas noble, dependiendo del clima, combinadas con carpinterías de altas prestaciones térmicas. El vidrio utilizado es un bajo emisivo, para reflejar el calor del interior del edificio en invierno, y mantenerlo en el exterior en verano.
La selección del vidrio en función del factor solar y la transmitancia lumínica, varía en función de las condiciones climáticas y la tipología del edificio. En algunas zonas climáticas puede interesar maximizar las ganancias solares durante el invierno y en otras minimizarlas durante el verano.
- Hermeticidad
Puesto que las casas pasivas tienen un aislamiento térmico muy alto, las juntas constructivas deben tener muy pocas pérdidas de infiltración de aire. Las infiltraciones forman parte de las pérdidas energéticas no deseadas y no controladas que provocan un flujo de aire caliente hacia el exterior en invierno y hacia el interior en verano.
La hermeticidad al aire es un aspecto clave dentro del estándar Passivhaus que repercute de manera importante en la eficiencia energética del edificio, garantizando el correcto funcionamiento y el rendimiento de la ventilación de doble flujo con recuperación de calor. Además del aspecto energético, las infiltraciones de aire exterior generan disconfort y un movimiento de aire con mayor riesgo de condensaciones intersticiales y moho superficial. La hermeticidad puede comprobarse con el llamado test de Blower-Door (prueba de presurización). Consiste en un ventilador colocado en una puerta o ventana exterior creando una diferencia de presión de 50 PA. La envolvente exterior del edificio debe tener un resultado de la prueba de la presurización según ISO 9972 inferior a 0,64 renovaciones de aire por hora (valor de estanqueidad con 50 Pascales de diferencia de presión).
- Ventilación controlada con recuperación de calor
La ventilación controlada con recuperación de calor consiste en aprovechar gran parte de la energía que sale hacia fuera a través de la ventilación, cuando renovamos el aire utilizado de malas características higiénicas, para pre-acondicionar el aire fresco del exterior.
Para minimizar la demanda energética del edificio, se establece según el estándar Passivhaus una renovación de aire aproximadamente del 30% del volumen de los espacios interiores (en verano puede ser algo mayor).
La función primordial de la ventilación es asegurar la calidad higiénica de los espacios interiores y garantizar la extracción al exterior de agentes que pueden ser nocivos para el cuerpo humano o el edificio como CO2 y otros gases nocivos como el radón, vapor de agua, componentes orgánicos volátiles (COV) y olores de la actividad humana.
La ventilación controlada nos proporciona una mayor calidad del aire en el interior al tratarse de una ventilación constante y que filtra los pólenes y de las partículas nocivas que se puedan encontrar en el aire, especialmente en grandes ciudades con altos niveles de contaminación.
- Protección solar
La radiación solar es la fuente pasiva de calefacción en invierno, pero se convierte en un inconveniente en verano. La protección solar nos permite optimizar los huecos del edificio para maximizar las ganancias solares en invierno y minimizarlas en verano, manteniendo una iluminación natural de calidad en el interior de los edificios.
En Casas Pasivas, recomendamos la instalación de la protección solar por el lado exterior de las ventanas. Protecciones colocados por el interior son de una eficiencia muy limitada, no recomendable para zonas climáticas como las tenemos en la Península Ibérica. La perfecta protección solar es aquella que mantiene las vistas hacia el exterior, y a la vez protege de la radiación solar. Si además se vincula con un sistema de domótica bien instalada, puede optimizarse incluso cuando el edificio está desocupado.